Microplásticos: Una pequeña gran amenaza

El uso de los plásticos es cada vez mayor en nuestra vida cotidiana, los encontramos en electrodomésticos, juguetes, recipientes de cocina, productos de aseo personal, etc., son verdaderamente útiles, además de que algunos son reciclables, sin embargo, aquellos que no se pueden reciclar, son desechados y constituyen un problema para el medio ambiente y el bienestar humano.

Los microplásticos son fragmentos de plástico muy pequeños, menores a 5mm, provenientes de la degradación del plástico en general y que muchas veces pasan desapercibidos, corriendo el riesgo de que se incluyan dentro de los alimentos o se dispersen en el aire, de este modo, suelen ser ingeridos e inhalados por nosotros, llegando a distintos órganos, como los pulmones, corazón e incluso, llegar a la sangre y ser depositados en estos sitios.

Los microplásticos se clasifican en dos categorías: primarios y secundarios. Los primarios son fabricados intencionalmente con un tamaño diminuto con el objetivo de ser utilizados en productos de uso diario como exfoliantes, cremas corporales o faciales, detergentes, etc.; éstos se liberan directamente al medio ambiente en su estado original, pues son sólidos, insolubles en agua y no biodegradables.

Por el contrario, los microplásticos secundarios, son el resultado de la degradación de objetos más grandes, como botellas, bolsas y otros desechos que se descomponen por factores como la radiación solar, sales y olas del mar. Estos representan entre el 69% y el 81% de los microplásticos que se encuentran en los océanos.

Con base en su composición, hay diferentes tipos de microplásticos: polipropileno, cloruro de polivinilo, polietileno y poliestireno. El poliestireno es uno de los materiales más utilizados en recipientes desechables, una característica es que se descompone fácilmente en partículas de microplásticos encontrándolo comúnmente en cuerpos de agua dulce y salada, debido a que tiene la misma densidad que el agua, suele flotar durante mucho tiempo. También se encuentran en sedimentos del suelo y ecosistemas costeros.

La contaminación ambiental por microplásticos y las enfermedades asociadas a ellos son dos problemas importantes para la sociedad actual. La creciente acumulación de microplásticos en los órganos humanos conduce a un aumento de enfermedades cardiovasculares, lo que representa una amenaza a la salud pública.

Como habíamos mencionado anteriormente los microplásticos pueden ingresar al torrente sanguíneo a través del tracto gastrointestinal o respiratorio. Una vez en la sangre, pueden ser transportados a varios órganos y tejidos, cruzar las membranas celulares, e incluso pasar a través de la barrera que limita el acceso al cerebro, así como ingresar a la placenta. Esta exposición a microplásticos puede alterar la función del sistema inmunitario, desencadenando respuestas inflamatorias crónicas y afectando la capacidad del cuerpo para combatir infecciones. Contribuyen a la absorción inadecuada de nutrientes provocando una disminución de las reservas energéticas y una deficiencia en la asimilación de los alimentos, afectando el crecimiento y la reproducción.

Los microplásticos también pueden ingresar a nuestro organismo de maneras más indirectas; debido a que se acumulan en el suelo y en los cuerpos de agua, los animales pequeños tanto acuáticos como terrestres los confunden con alimentos ocasionando la bioacumulación de microplásticos en sus tejidos luego estos animales pueden ser consumidos por organismos más grandes, contribuyendo aún más a la bioacumulación progresiva de plásticos en niveles tróficos superiores.

A la fecha, la mayor parte de los residuos plásticos generados en el mundo son depositados en rellenos sanitarios, mientras que una pequeña fracción se incinera y un porcentaje variable se recicla; en este último aspecto, el reúso de plásticos, el incremento de su reciclaje y la eliminación de los plásticos de un solo uso son fundamentales para alcanzar los objetivos globales de sustentabilidad que propone la Organización de las Naciones Unidas para el año 2030.

La implementación exitosa de esta estrategia implica una cuidadosa separación de los fragmentos plásticos según su naturaleza química, ya que de ello depende el tratamiento a aplicar. Sin embargo, este proceso es complejo porque requiere de la educación y colaboración de muchos agentes involucrados desde la producción hasta el consumo.

Por otra parte, las aguas que albergan microplásticos pueden ser tratadas con técnicas novedosas las cuales son enriquecidas con microorganismos específicos para el tratamiento de ciertos residuos, como es el caso de los plásticos, sin embargo, para ello es fundamental identificar correctamente las poblaciones microbianas necesarias, así como la búsqueda de métodos para incorporar a los microorganismos ideales para la degradación de los diferentes tipos de plástico.

Con base en lo anterior resaltamos la importancia de un uso y desecho racional de los diferentes tipos de plásticos que forman parte de nuestra vida cotidiana, así nos aseguramos de contribuir a la disminución de la contaminación por microplásticos y al mismo tiempo, reducir los problemas a la salud que los acompañan.

 Actualmente en el Departamento de Fisiología y Biofísica de la Facultad de Medicina UASLP como parte de la materia Proyecto Profesionalizante de la Licenciatura de Químico Farmacobiólogo los autores estamos evaluando los efectos del consumo de microplásticos en un modelo murino con Síndrome Metabólico, bajo la asesoría de la Dra. Guadalupe Donjuán Loredo y el Dr. Ricardo Espinosa Tanguma.

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