La Organización Mundial de la Salud (OMS), define al Síndrome Metabólico (SM) como un conjunto de manifestaciones clínicas y bioquímicas, dentro de las cuales se encuentran la obesidad central (abdominal), niveles bajos de colesterol de alta densidad en sangre (cHDL), el incremento de las concentraciones de triglicéridos, el aumento de la presión arterial (PA) y niveles elevados de glucosa.
Aunque la presencia de SM suele deberse a muchos factores, se sabe que la obesidad juega un papel fundamental; la obesidad comúnmente se origina por un desbalance entre el aumento de la ingesta de alimentos con alto contenido de grasa y una disminución de la actividad física lo que se traduce en un menor gasto energético lo que ocasiona un aumento en la cantidad de tejido adiposo.
La Microbiota Intestinal es la presencia de bacterias que colonizan el intestino grueso, estas ingresan al individuo u hospedero en momentos cruciales durante la vida como; en el parto, en la lactancia, al inicio de la dieta sólida o ingesta de primeros alimentos en la infancia, y puede verse modificada por el tipo de alimentos que se consumen, uso de antibióticos o de otros fármacos, la convivencia con mascotas entre otros.
Las bacterias más comunes encontradas en los adultos son de la familia Bacteroidetes, consideradas como las bacterias “buenas” ya que su disminución en el intestino afecta de forma negativa favoreciendo la presencia de obesidad y otras enfermedades metabólicas, esta reducción va acompañada de un aumento proporcional de las “malas” bacterias de la familia Firmicutes. La alimentación abundante en grasas altera de forma importante la composición de la microbiota intestinal ocasionando Disbiosis que es un desequilibrio caracterizado por una disminución de las bacterias benéficas que colonizan el intestino y un aumento de las bacterias patógenas, promoviendo la presencia de enfermedades.
Las proteínas de unión a ácidos grasos (FABP, por sus siglas en inglés) pertenecen a un grupo de proteínas que se unen a los ácidos grasos (AG) y otros lípidos en el interior de las células para dirigirlos a diferentes sitios dentro de la misma. Posterior a la ingesta y digestión de alimentos, la absorción de grasas se da en las células de la pared interna del intestino delgado, así como en el intestino grueso, mientras que el transporte de AG hacia el interior de estas células se realiza a través de la FABP Intestinal (I-FABP). Se ha visto que el aumento de I-FABP se correlaciona con un mayor contenido de grasas en la dieta debido a una mayor demanda en las células intestinales para transportar lípidos en su interior provenientes de esos alimentos.
Cuando se produce daño de la mucosa intestinal la I-FABP presente en el epitelio de las vellosidades se fuga hacia la circulación o hacia las heces por lo que se puede considerar como un biomarcador en patologías inflamatorias asociadas a daño intestinal.
Sabemos que el consumo de dietas altas en grasas en individuos propensos o con obesidad favorecen la inflamación característica de las enfermedades metabólicas, lo que conlleva a la pérdida de la integridad de la pared intestinal. El consumo de dietas ricas en grasas puede alterar la función intestinal y ocasionar inflamación al inducir disbiosis contribuyendo a las alteraciones metabólicas.
Los Probióticos (yogurt) son alimentos o suplementos que contienen bacterias vivas que ayudan a mantener o mejorar la microbiota “buena” o normal; por otro lado los Prebióticos (granos integrales) son alimentos con alto contenido de fibra que le aportan nutrientes a la microbiota intestinal para mejorarla.
En la actualidad se ha investigado ampliamente sobre los efectos de los probióticos y prebióticos en la mejoría de patologías relacionadas al SM, y aunque se han obtenido resultados satisfactorios su participación directa aun no es concluyente. Sin embargo, el consumo de alimentos que los contienen es seguro en adultos y pueden incorporarse a su alimentación habitual.
En investigaciones futuras el encontrar un biomarcador relacionado a alteraciones inflamatorias metabólicas ocasionadas por la ingesta de alimentos grasosos y el desarrollo de probióticos avanzados, pueden favorecer a mejorar la salud metabólica de los individuos.
Referencias.
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