Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son un problema de salud considerable en México, al igual que en muchas otras partes del mundo. La preocupación por las ECV se deriva de estadísticas proporcionadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que indican que las ECV son la principal causa de muerte en todo el mundo, incluido México. Estos padecimientos afectan al corazón y los vasos sanguíneos y pueden incluir enfermedades como la hipertensión arterial, enfermedad coronaria, enfermedad cerebrovascular, insuficiencia cardíaca y muchas otras más. En México, el 19% de la población entre 30 y 69 años muere a causa de las ECV. Una de las principales acciones sugeridas por la OMS en el combate contra estas enfermedades es la identificación oportuna de individuos con un alto riesgo de desarrollar ECV, tratarlos preventivamente y así evitar el desarrollo de estas enfermedades. Por lo tanto, es importante destacar que la prevención desempeña un papel crucial en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares. Promover hábitos de vida saludables, como una dieta equilibrada, el ejercicio regular y la abstención de fumar, puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar este tipo de enfermedades.
Atendiendo la sugerencia hecha por la OMS, el Laboratorio de Toxicología Molecular del Centro de Investigación Aplicada en Ambiente y Salud (CIAAS) de la Coordinación para la Innovación y Aplicación de la Ciencia y Tecnología (CIACYT) ha comenzado con la importante tarea de analizar diferentes biomarcadores predictivos de ECV que puedan ser probados y validados para población mexicana. Los biomarcadores predictivos son sustancias o características biológicas que se pueden medir en el cuerpo humano y que proporcionan información sobre el riesgo a desarrollar enfermedades cardiovasculares en el futuro. Los biomarcadores predictivos desempeñan un papel fundamental en la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares al ayudar a identificar a las personas en riesgo y guiar las estrategias de prevención y tratamiento. El manejo de estos biomarcadores puede ser esencial para reducir el peligro de estas enfermedades y promover la salud cardiovascular a largo plazo. Los biomarcadores predictivos de ECV deben ser accesibles y asequibles para su uso generalizado en la práctica médica. Por esta razón, un biomarcador predictivo para ECV tiene que ser de bajo costo, específico, de obtención rápida y bajo metodología poco invasiva para el ser humano.
Diversos estudios realizados por el grupo de Toxicología Molecular tienen evaluado distintos biomarcadores predictivos de ECV en población mexicana (Fernandez-Macias et al., 2019; Fernández-Macías et al., 2022; Ochoa-Martínez et al., 2021), que van desde biomarcadores tradicionales (colesterol LDL, colesterol HDL, triglicéridos, Índice de masa corporal, circunferencia de cintura), índices aterogénicos (índice aterogénico de plasma, índice de riesgo de Framingham, índice de Castelli, índice glucosa-triglicéridos) y hasta biomarcadores moleculares (quimerina, adiponectina, dimetilarginina asimétrica, proteína de unión a ácidos grasos). El análisis de estos biomarcadores predictivos de ECV en más de 1000 individuos voluntarios en México ha sugerido al índice aterogénico de plasma (IAP) como un posible biomarcador predictivo de estas enfermedades que puede utilizarse en población mexicana para su uso extendido en la práctica clínica debido a que es un biomarcador barato, de elaboración fácil y rápida, poco invasivo para la población y altamente específico en la predicción del riesgo de ECV.
El IAP es un biomarcador predictivo utilizado en medicina para evaluar el riesgo de enfermedad cardiovascular y aterosclerosis en un individuo. El IAP se calcula mediante la relación logarítmica entre el nivel sérico de triglicéridos (TG) y el colesterol HDL (HDL-C). Cuanto más alto sea el valor del IAP, mayor será el riesgo de aterosclerosis y, por lo tanto, de enfermedades cardiovasculares. Estudios epidemiológicos recientes han demostrado la valía del IAP como un biomarcador predictivo de ECV, debido a que se tienen demostrada una fuerte asociación entre valores altos de este biomarcador predictivo y diferentes enfermedades cardiovasculares. Ha sido sugerido que un valor de IAP por debajo de 0.11 es asociado con un bajo riesgo a desarrollar ECV, valores entre 0.11 – 0.21 de IAP con riesgo intermedio y valores por encima de 0.21 con un riesgo alto de ECV.
Es importante destacar que este índice es una herramienta de evaluación del riesgo cardiovascular, pero no es la única consideración. Otros factores de riesgo, como la presión arterial, la diabetes, el tabaquismo, la historia familiar de enfermedades cardiovasculares y otros biomarcadores, también deben tenerse en cuenta al evaluar el riesgo global de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, la obtención de IAP en población general mexicana podría utilizarse como un punto de partida en la identificación de individuos con riesgo a desarrollar ECV, que permita focalizar esfuerzos que concluyan en la prevención y disminución de este tipo de enfermedades en nuestro país.
La identificación oportuna de individuos en alto riesgo a desarrollar enfermedades cardiovasculares es crucial para prevenir problemas de salud graves, permitiendo la implementación de estrategias preventivas, como cambios en el estilo de vida y, en algunos casos, medicamentos, para reducir el riesgo y prevenir eventos cardiovasculares graves. Con la identificación acertada y oportuna de individuos en riesgo de desarrollar ECV, los tomadores de decisiones y las instituciones de salud estarían en posibilidades de concentrar campañas de prevención en México que culminarían en un impacto significativamente positivo a nivel económico, de salud pública y social. Estas enfermedades generan un costo económico sustancial, que puede ser abrumador para los sistemas de salud y los presupuestos gubernamentales. Además, pueden causar discapacidad a largo plazo y llevar a días de ausentismo laboral, jubilaciones anticipadas y una disminución general de la productividad en la fuerza laboral. Las enfermedades cardiovasculares pueden disminuir la esperanza de vida de la población, pueden causar discapacidad y una disminución en la calidad de vida de las personas afectadas. Todo lo anterior, resalta la importancia de la prematura identificación de individuos en riesgo a desarrollar ECV, para su pronta intervención.
Referencias:
Fernández-Macías, J. C., Ochoa-Martínez, A. C., Pérez-López, A. A., Pérez-López, A. L., Neri-Maldonado, I., Piña-López, I. G., & Pérez-Maldonado, I. N. (2022). The interplay between exposure to PAHs and MTHFR C677T polymorphism on cardiovascular risk biomarkers in Mexican women. Environmental Science and Pollution Research, 29(32), 48466–48476. https://doi.org/10.1007/s11356-022-19245-4
Fernandez-Macias, J. C., Ochoa-Martinez, A. C., Varela-Silva, J. A., & Perez-Maldonado, I. N. (2019). Atherogenic Index of Plasma: Novel Predictive Biomarker for Cardiovascular Illnesses. Archives of Medical Research, 50(5), 285–294. https://doi.org/10.1016/j.arcmed.2019.08.009
Ochoa-Martínez, Á. C., Araiza-Gamboa, Y., Varela-Silva, J. A., Orta-García, S. T., Carrizales-Yáñez, L., & Pérez-Maldonado, I. N. (2021). Effect of gene-environment interaction (arsenic exposure - PON1 Q192R polymorphism) on cardiovascular disease biomarkers in Mexican population. Environmental Toxicology and Pharmacology, 81, 103519. https://doi.org/10.1016/j.etap.2020.103519