| La investigación es una de las funciones sustantivas de las universidades, que están convencidas de que el conocimiento tienen un impacto significativo en la vida de las personas.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, alrededor de 4.3 millones de personas trabajaron en 2011 como investigadores, es decir, había 7.7 investigadores por cada 1 000 empleados, cifra considerablemente menor en México, donde el promedio fue uno por cada 1 000 (OECD Factbook 2014 Economic, Environmental and Social Statistics, p. 154), número claramente insuficiente si se compara con las necesidades existentes.
Un estudio realizado por investigadores de los Institutos Americanos de Investigación, la Comisión de Cooperación Institucional de las universidades de Michigan, de Chicago y Estatal de Ohio, en Estados Unidos de América, confirmó en 2014 que el impacto económico de invertir en ciencia llega a corto plazo:
cada universidad que recibe fondos gasta ese dinero dentro de los EE UU apoyando a empresas tanto grandes como pequeñas —alrededor del 70% fuera de sus estados de origen— […] En conjunto, estas universidades recibieron cerca de 7.000 millones de dólares en fondos de investigación y desarrollo en 2012, de los cuales alrededor del 56% procedía del Gobierno federal. (SINC, https://www.agenciasinc.es/Noticias/Demuestran-que-la-investigacion-cientifica-tiene-un-impacto-economico-inmediato).
El artículo principal de esta edición pone de manifiesto las cifras y el impacto de la investigación que realizan las universidades públicas, actividad primordial para generar crecimiento económico y beneficiar a la sociedad. En la imagen de portada se observa a un investigador del Centro de Investigación en Ciencias de la Salud y Biomedicina (CICSaB) trabajando en un equipo de Microscopía de Transmisión. |
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