| La industria alimentaria en México es una de las más importantes para nuestra economía; de acuerdo con el reporte de Proméxico, La Industria de Alimentos Procesados en México Febrero 2018, nuestro país fue en 2016 el segundo proveedor de alimentos procesados de Estados Unidos de América (EUA) y el tercero en América (después de EUA y Brasil), exportando principalmente galletas dulces, artículos de panadería y confitería, trigo, maíz, azúcar de caña y chocolate. Nada mal para una industria que oficialmente emplea a 792 758 personas.
La industria de alimentos procesados representó 23.4 por ciento del producto interno bruto (PIB) manufacturero de México y 3.9 por ciento del PIB total; dicho documento prevé que para el periodo 2017-2021 la producción llegue a una tasa media de crecimiento anual de 5 por ciento. Estas cifras ubican a México con 2.6 por ciento del valor de la producción mundial de alimentos procesados, el noveno en todo el mundo.
Con el paso de los años nos hemos dado cuenta de que las sociedades cambian y, consecuentemente, modifican sus hábitos alimentarios, por lo que esa industria intenta responder a los cambios al brindar productos que satisfagan las necesidades y expectativas de los consumidores; uno de los principales retos es aumentar la vida en anaquel de sus productos, por lo que invierte grandes cantidades de recursos en ello.
El artículo principal de esta edición explica la diferencia entre las películas comestibles y las biopelículas, un avance tecnológico que coadyuva a las empresas alimentarias, pues después de todo, más que una necesidad básica que nutre al cuerpo, se convierte en un placer gustativo y como escribió Sergio L. Ornelas (México Now, 2016): “A los mexicanos les encanta comer […] El hogar promedio en México gasta alrededor del 25% de sus ingresos en alimentos. En comparación, Estados Unidos de América gasta un 12%”. |
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