Se estima que más de 150 especies de loros (psitácidos) de distintas partes del mundo se encuentran amenazadas o en peligro de extinción, lo cual puede deberse en parte a su colorido plumaje y su ‘facilidad’ de adaptación, estas peculiaridades llaman la atención para querer convertirlos en animales domésticos. De acuerdo con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente de México (Profepa), su caza y venta se ha convertido en un gran negocio de cientos de millones de dólares, pues ninguna otra familia de aves atrae tanto interés.
Los loros son parte fundamental de la gran biodiversidad que tiene nuestro país. La simpatía y belleza de estas aves los ha llevado a ser explotadas en una magnitud mucho mayor que ninguna otra familia de aves. Su resistencia, su longevidad y su capacidad para imitar el habla humana son características que llaman la atención y provocan que mucha gente los tenga en sus hogares. En México hay 22 especies de loros, todas protegidas por las leyes mexicanas, dado que sus poblaciones han disminuido en las últimas tres décadas, por su captura de manera ilegal o por destrucción de sus hábitats naturales (Profepa, https://www.gob.mx/profepa/articulos/trafico-ilegal-de-loros-en-mexico).
En el artículo principal de esta edición, Alejandro Durán Fernández, investigador en la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas en el municipio de Tamuín, San Luis Potosí, presenta la investigación “Monitorización comunitaria de aves en la Reserva de la Biósfera Sierra del Abra Tanchipa”, que realiza a fin de crear conciencia sobre la importancia de la preservación de especies silvestres.