| De acuerdo con el Informe Mundial del Estado de las Ciudades 2016 de ONU Hábitat, el desarrollo urbano no planificado y mal manejado puede conducir al aumento de la desigualdad, el crecimiento de villas, miseria e impactos desastrosos en el clima, debido a que una quinta parte de la población mundial está concentrada en unas 600 ciudades, y en ellas se genera 60 por ciento del producto interno bruto mundial.
Según el análisis de imágenes satelitales hecho por ese organismo, sólo 20 a 25 por ciento de la urbanización mundial actual está planificada de manera correcta, el resto es muy precaria o espontánea; el mismo organismo pronostica que dos tercios de la población mundial vivirá en áreas urbanas en el año 2030, este índice genera grandes retos para las autoridades, pues las ciudades reaccionan con los recursos que tienen a su disposición y habitualmente son insuficientes.
Es muy común que la gente se traslade a las ciudades en busca de un futuro mejor, sacrificando muchas veces su calidad de vida, por lo que la planificación del desarrollo urbano debe ser primordial para las autoridades, que tienen la responsabilidad de hacer más eficiente el uso de los recursos —humanos, materiales y naturales— para lograr un crecimiento ordenado; para ello, científicos y especialistas son de gran ayuda, como puede leerse en el artículo principal de esta edición.
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